Cuando las vemos por las calles, en un instante, nos damos cuenta de que identifican vehículos pequeños, de baja velocidad y potencia. Alcanzan 45 km/h de velocidad máxima y tienen un motor de hasta 50 cc. Son las pequeñas matrículas amarillas, que este año cumplen 25 años junto a los ciclomotores. Los ciclomotres eléctricos YADEA se suman a la celebración, y aportan además la eficicencia cero emisiones que todas las ciudades del mundo y usuarios desean.

Pero además, las matrículas amarillas nos indican, en las nuevas ciudades calmadas, que son los únicos vehículos de las dos ruedas de las ciudades que aportan seguridad a todos los demás usuarios. La celebración de la matrícula es relevante porque las placas de los vehículos son esenciales para la seguridad. Permiten identificar a su propietario para que pedirles responsabilidades, de circulación o aparcamiento, permiten cotejar si circulan con el seguro en vigor, el estado de la ITV… Y todo ello suele ir relacionado con mejores conductas al volante, que aportan más garantías y más seguridad para todos los que andamos o circulamos por las calles.

Así, los ciclomotores, considerados los vehículos de dos ruedas más seguros de la movilidad calmada en las nuevas ciudades, celebran el 25º aniversario de su matrícula amarilla.

La matrícula amarilla C

En 1999 entró en vigor la norma que obligaba a matricular estos vehículos en España por las jefaturas de tráfico (RD 2822/1998), según la cual, los ciclomotores dejaban atrás su consideración de bicicletas con motor y debían ir identificados con un sistema de matriculación centralizado y bien definido.

Hasta ese momento, los ayuntamientos o municipios seguían sus propias reglas. Los tamaños, formatos, combinaciones de números y letras, y hasta colores… eran diferentes. Todos los ciclomotores tuvieron que rematricularse con las nuevas normas para poder circular. Tuvieron 4 años para ponerse al día, hasta 2003.

Los detalles de la nueva matrícula que se establecieron entonces siguen en vigor: comienza con la letra C de «Ciclomotor»; le sigue una combinación de 4 cifras y tres letras. Se fijó que esta placa fuera amarilla con caracteres negros, con un tamaño de 100 x 168 mm.

La disposición de estos elementos se ordenan en 3 filas: la primera, lleva la letra C comentada y la cifra correspondiente a las unidades de millar de un número desde el 0000 al 9999; la segunda fila, está formada por las tres cifras siguientes del número asignado; y en la tercera fila, las tres letras, empezando por las letras BBB y terminando por las letras ZZZ (suprime las cinco vocales para evitar palabras malsonantes y acrósticos; y las letras Ñ y Q por ser de fácil confusión con las letras N y el número 0, respectivamente). Desde 2010, la llevan también los ciclomotores de cuatro ruedas. En este caso, la matrícula originalmente vertical dio paso a una horizontal (85 x 210 mm).

La matrícula amarilla de los ciclomotores se definió en 1998 y continúa en vigor RD 2822/1998.


Los coches se matricularon antes. Las primeras matrículas son de 1900, cuando la norma obligó a crear un registro provincial con la llegada de los primeros vehículos en España. La primera matricula fue PM-1, un coche cuadriciclo Cement en Palma de Mallorca del 31 de octubre de 1900.  En 1907, con el nuevo Reglamento General de Vehículos, se introdujo el primer sistema de matrículas bien definido. Siempre han sido blancas con caracteres negros. Durante 100 años prevaleció el sistema provincial alfanumérico, aunque en 1971 se reinició la numeración con cuatro cifras y dos letras. Entonces no fue necesario rematricular los vehículos ya existentes. El sistema nacional, de cuatro cifras y tres letras se estableció en el año 2000.

Los ciclomotores celebran 25 años de matrícula amarilla y que son, por tanto, los únicos de la movilidad dos ruedas clamada que aportan seguridad para todos los que andan o circulan por las ciudades